CONSEJOS PARA CAZAR CORZOS
Estamos en plena temporada corcera eso es algo que se nota en el ambiente que rodea a este mundo de la caza. Mayo hace extensiva a la práctica totalidad de los terrenos de las distintas comunidades autónomas la posibilidad de intentar cobrar ese duende del bosque y nada parece echarnos para atrás: ni las dificultades de su caza ni los altísimos precios que se pagan por un coto por un precinto, sobre todo en las zonas de mayor tradición y trofeos más grandes, como pueden ser Burgos, Soria el norte peninsular todavía podemos cazar a precios más asequibles y lo que es evidente cada vez más es que estos pequeños cérvidos son la pasión de miles y miles de cazadores españoles, que estas semanas centran toda su atención en su caza en rececho, sin olvidar a muchos que prefieren salir a otros países para intentar disfrutar de las opciones venatorias corceras.
En estas páginas vamos a referirnos a una serie de consejos para su caza en rececho, a los puntos clave para tener éxito. La caza del corzo es, sin duda, una de las ciencias cinegéticas más emocionantes. Su pequeño tamaño, su carácter esquivo y huidizo, y el entorno boscoso, montaraz, salvaje e incierto en el que suelen habitar, hacen que su abate resulte difícil y siempre valioso. A priori pudiera parecer que un rececho tiene el mismo patrón tanto para abatir un corzo, un rebeco un macho montés, pero nada más lejos de la realidad. Cada especie tiene sus propios secretos y peculiaridades, y a ellos tendremos que amoldarnos si queremos tener éxito en tan complicada tarea. Por este motivo, son muchos los puntos que tendremos que cuidar, tanto antes de recechar como durante el rececho.
1.- La ropa
La ropa ha de ser ligera, de manera que nos permita desenvolvernos con facilidad, y de abrigo. Que nadie se confunda y se presente a realizar un rececho con un jersey como única protección, porque es posible que recuerde ese rececho por el frío que pasó. Siempre es conveniente llevar una prenda de abrigo y si no hace falta se deja en el coche. Las madrugadas son frías, y será necesario preverlo portando alguna prenda de abrigo ligera y transpirable, de forma que permita la eliminación de la sudoración que se produce al caminar y así nos mantenga siempre secos. Unos buenos pantalones que nos protejan las piernas serán necesarios. Hemos de procurar al elegir una prenda que sea lo más silenciosa posible, de manera que cuando rocemos con ella sobre alguna rama arbusto haga el menor ruido, impidiendo dar al traste con una larga aproximación.
2.- Las botas
Aunque en el rececho del corzo no siempre tendremos que caminar grandes distancias, sí que es conveniente que el calzado que llevemos sea cómodo y suave, de manera que no castigue nuestros pies. Las botas han de ser impermeables, para que nos protejan del rocío matutino, transpirables y resistentes de forma que llevemos el pie siempre sujeto, protegiéndonos de esta manera de las torceduras. Hoy en día hay numerosos tejidos tipo Gore-Tex que son muy recomendables, pues proporcionan un gran confort.
3.- El rifle
El rifle, como en cualquier otro rececho, debe ser lo más ligero posible, de manera que al cabo de un par de horas no suponga una excesiva carga para el cazador. Como el corzo es el menor de los cérvidos, sería conveniente la utilización de un calibre acorde con su reducido tamaño. En la actualidad existe una amplísima gama de calibres, recomendando todos los que están incluidos entre un mínimo del 243 Win y un máximo del 7 mm Rem Mag. De todas formas yo siempre recomiendo que el cazador acuda a realizar el rececho con el que mejor se siente y con el que esté más habituado.
Muchas veces tendremos que disparar en pésimas condiciones de luz y a una gran distancia. En cuanto al tipo, aconsejo los de cerrojo y los monotiro, siendo estos los que poseen una mayor precisión y unas prestaciones que se ajustan a la perfección a esta modalidad de caza.
4.- A tiro
Es muy importante dado el pequeño tamaño del corzo -y por tanto de sus zonas vitales-, y conviene que antes de recechar probemos nuestro rifle de manera que estemos seguros de que se encuentra perfectamente en tiro. Así evitaremos más de un disgusto y además nos proporcionará una gran confianza en nuestras posibilidades de acierto.
5.- La óptica
La óptica es fundamental para tener éxito en los recechos. Es absolutamente imprescindible disponer de unos prismáticos de buena calidad, lo mejor que nuestro presupuesto permita. Las gangas en óptica suelen dar mal resultado. Unos prismáticos 7×42, 8×30 8×42 son buenos por su tamaño, ligereza y manejabilidad, aunque en algunas ocasiones se pueden quedar justos de luminosidad al amanecer en los crepúsculos, horas en los que los corzos muestran una mayor movilidad y por lo tanto es más fácil dar con ellos.
El visor se convierte en otro elemento fundamental en esta modalidad. Tendrá que ser de buena calidad, de aumentos variables —tipo de 3-9 aumentos—, y lo más luminoso posible. La mayoría de los disparos los realizaremos con poca luz, y es precisamente en estas condiciones adversas en donde encontraremos la diferencia entre una buena óptica y una regular.
6.- Las mejores horas
Como ya hemos comentado anteriormente, el corzo es un animal que presenta mayor movilidad al amanecer y en el crepúsculo. En estas horas será más fácil su localización. Por lo tanto, en las madrugadas antes de que despunte el alba sería necesario estar en el campo, pero cuidado, no es conveniente que comencemos el rececho si todavía no se ve adecuadamente, pues es más que probable que pasemos de largo a ese corzo que con tanta insistencia venimos buscando. En los atardeceres debemos tener paciencia y aguantar en el sitio que pensemos que el animal tiene su querencia hasta que ya no haya luz, pues los machos, y más aún los grandes, salen de la espesura cuando hay muy poquita luz. Es su manera de defenderse de su principal depredador, el hombre.
De todas formas no pensemos que sólo seremos capaces de localizar un corzo a primerísima hora de la mañana a última de la tarde. Son muchas las veces que se localizan comiendo tranquilamente en un sembrado a las diez de la mañana. Dependerá en gran medida de la presión a la que estén sometidos en la zona en la que cazamos. Como norma general, diremos que se suele dar por terminado el rececho a eso de las diez y media de la mañana, comenzándolo nuevamente por la tarde a eso de las siete.
7.- Terrenos y querencias
El conocimiento del terreno en el que vamos a realizar el rececho es desde todo punto de vista fundamental. Saber su orografía, sus accesos, los pastizales y cultivos que en el cazadero tenemos, es imprescindible para tener éxito en nuestra salida. Por este motivo es conveniente dar una vuelta por el cazadero antes del día de caza para conocerlo mejor y ver dónde están las querencias y los comederos de los corzos. Estos son animales tremendamente territoriales —los machos adultos marcan sus territorios a partir del mes de abril—. Los corzos han pasado el invierno en grupos familiares hasta ese momento, reuniéndose cinco, seis incluso más ejemplares, pero con la llegada de la primavera esos grupos se dispersan, ocupando cada individuo su propio territorio, que defenderá con bravura ante cualquier rival que penetre en el mismo. Los machos más fuertes ocuparán los territorios más favorables y con mejores posibilidades alimenticias, permitiendo tan sólo la presencia de hembras en ese territorio y expulsando a cualquier macho que lo invada. En cada época los corzos disponen de una fuente de alimentos preferente, por lo que saber cuál es su comida en cada momento nos deparará buenos resultados. Durante el mes de abril y principios de mayo el monte todavía no se habrá recuperado de las fuertes heladas invernales, por lo que deparará muy poca comida a los corzos, y éstos por lo tanto buscarán las siembras de cereales (trigo, cebada, centeno) y forrajeras (esparcetas y alfalfas) como fuente alimenticia, siendo fácil encontrarlos en esta época en dichas zonas. A mediados de mayo y durante el mes de junio, el monte renacerá con todo su vigor ofreciendo a estos pequeños cérvidos multitud de manjares en forma de suculentos brotes y finísimos pastos, por lo que los corzos centrarán su actividad en la degustación que el bosque les ofrece, siendo más inusuales sus salidas a siembras y pastizales. Durante los meses de julio y agosto el fuerte calor ha resecado el monte, por lo que el corzo buscará las zonas más húmedas para saciar su apetito: los arroyos, las fuentes y las riberas de los ríos serán lugares preferentes en nuestra búsqueda.
8.- Localización
De nuestra capacidad de localizar a los corzos dependerá en gran medida el éxito fracaso de nuestro rececho. Por ello, siempre procuraremos elegir un sitio elevado que nos permita la observación de la mayor superficie posible del cazadero. Con los prismáticos, observaremos con detenimiento todas las zonas en las que sea posible la presencia de un corzo. Incluso si nos encontramos a corta distancia del lugar donde pastan y vemos a simple vista que no hay nada, es necesario mirar y remirar con los prismáticos. ¡Cuántas veces en esta minuciosa observación descubrimos el lomo de un corzo casi tapado por la vegetación, un ligero movimiento producido por el ramear de un corzo, que de otro modo nos hubiese pasado desapercibido! La paciencia es sin duda una gran virtud en los recechos del corzo, por ese motivo no bastará con mirar una vez a un prado ladera, tendremos que hacerlo muchas veces hasta que estemos seguros de que allí no hay nada, y seguramente después de estar convencidos nos daremos cuenta de nuestra equivocación cuando al comenzar a andar el delator ladrido de un corzo nos paralice, no sabiendo de dónde habrá podido surgir. Nuestro éxito estará muchas veces en relación directa con el tiempo empleado en observar con los prismáticos y de nuestra agudeza visual.
9.- La entrada
Una vez que hemos localizado el corzo y que creemos que reúne las cualidades que estamos buscando vendrá la parte más decisiva del rececho; el acercamiento entrada. La forma de realizarla se deberá tomar en breves segundos, pues el corzo es un animal que no suele estar mucho tiempo en el mismo sitio.
Además de su poderoso olfato, muy desarrollado, los corzos poseen una vista excelente, estando muy capacitados para detectar movimientos, sospechando rápidamente de las figuras y objetos extraños.
Para realizar la entrada lo primero que tendremos que ver es la dirección del aire. Una vez controlado el aire convendrá estudiar el mejor itinerario de manera que nos mantenga fuera de la vista del corzo. Otro detalle muy a tener en cuenta es realizar el menor ruido posible, evitando a toda costa pasar por zonas boscosas en donde el follaje de los árboles y los restos de ramas y hojas puedan hacer nuestra aproximación infructuosa. Según nos vamos acercando, deberemos tener en cuenta que es muy probable que el macho esté acompañado por una más hembras, por lo que siempre tendremos que estar vigilantes a las mismas, pues si nos localizan pondrán al macho en fuga. Durante los últimos metros de nuestro acercamiento aprovecharemos cualquier accidente del terreno llegando, si es necesario, a ir a gatas arrastrándonos.